Como se expone en el
paradigmático texto lacaniano La subversión del sujeto y la
dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano la
articulación entre la ciencia y el sujeto plantea una cuestión paradojal: la
ciencia, por principio, excluye al sujeto. La subjetividad resulta impropia
como objeto científico siendo un objeto a eliminar cualquier rastro que se
vincule con ella. Actualmente observamos un escenario donde es claro el avance
en el campo de la salud mental de técnicas terapéuticas que se atribuyen un
linaje científico incompatible con el que podría sostener una praxis que se
soporta en la inclusión del sujeto en su seno. En ese panorama emerge una
concepción donde la subjetividad funcionaria según los principios de las
máquinas, de este modo son la cibernética y la química las ciencias que
habilitan proyectos de cura basados en esos preceptos.
Es cierto que en épocas en que se han encontrado la
razón científica y la razón humana algo insubordinado de la subjetividad
retorna de un modo implacable, es legítimo cuestionar por el estatuto del
sujeto para el psicoanálisis en esta época donde ciencia, técnica y mercado
parecieran cercenar cualquier lugar para la aparición de la subjetividad.
Por otra parte, el cruce de palabra, imagen y
velocidad que produce el Siglo XXI ha sofisticado las comunicaciones y el modo
en que el sujeto se relaciona con el mundo. La vida cotidiana está atravesada
por ese devenir y podríamos decir que a pesar de su nombre, las nuevas
tecnologías son un fenómeno social antes que tecnológico. Así, el ingreso a una
“sociedad conexionista” pone en juego algo más que un modo de funcionamiento
social, sino que pone en duda un modo de estar en el mundo que tiene una tradición
milenaria. Ahora bien ¿cómo superar el asombro y los prejuicios para pasar a
pensar la “naturaleza” de las redes sociales y los fenómenos que se producen
alrededor de las nuevas tecnologías?
Existe el riesgo de demonizar al
medio, de unificar al sujeto de Internet. Por el contrario el desafío de esta
investigación consiste en diferenciar la subjetividad de la época de la
subjetividad de cada sujeto puesto en juego. Sin embargo la peculiaridad de
este estilo de conexión, la mutación de los vínculos interpersonales a través
de la mediación del ciberespacio en la época actual, merece ser analizada en el
aspecto que toca justamente a la
estructuración psíquica del sujeto. La existencia de las redes sociales en
Internet modificaron radicalmente los vínculos interpersonales ya que los
cuerpos no son el soporte del encuentro e indudablemente esto modifica la
cuestión. La esencia de la red es que todo existe de modo contemporáneo y se
hace visible cuando se lo convoca. Por lo tanto, si un medio destinado inicialmente
a la transmisión de información se convierte en un modo de comunicación
privilegiada y un espacio propicio para las relaciones amorosas y amistosas es
que hay algo primordial del sujeto puesto allí.
Si bien por el tono de este trabajo y la continua
modificación de los aspectos tecnológicos de la sociedad resulta dificultoso
arribar a conclusiones acabadas, podemos sin embargo ensayar algunas
respuestas. ¿Podemos responder a qué se debe el suceso de una red social como
Facebook, así como su creciente presencia tanto en las sesiones analíticas como
en la vida cotidiana de los sujetos?